La del 23 de junio es, sin lugar a dudas, una noche mágica. El solsticio del verano nos recuerda que ésta es la noche más corta del año, algo que se ha celebrado desde antaño en Euskal Herria, una tierra de misterios, de brujas, de akelarres y de espíritus.
Porque la Noche de San Juan es, ante todo, una fiesta pagana, que los cristianos supieron asimilar y adaptar para poder seguir celebrando la noche más corta. La Iglesia honra a San Juan Bautista, el único santo no cristiano, mientras que católicos y paganos se reúnen en las principales plazas y calles en torno al fuego o en torno a un árbol que, en algunos casos, es posteriormente quemado.
Porque son dos las grandes tradiciones de esta jornada en Euskal Herria. Ambas con un significado de renovación y de purga. Es una noche en la que se quieren olvidar los malos espíritus y malos augurios. Las miles de hogueras que se encienden esta noche tienen por objetivo ahuyentar los temores, y quemar todos aquellos objetos y sentimientos que merezcan ser olvidados.
Alrededor del fuego la música es la auténtica protagonista. Los bailes más tradicionales y los más modernos es mezclan en las cientos de verbenas que se celebran esa noche. En algunos casos la fiesta se improvisa en descampados o en la arena de la playa.
En Gipuzkoa, localidades como Hernani y, sobre todo, Eibar acompañan las hogueras con el sonido de los tambores. Diversas tamborradas resuenan en la noche más corta. En Arrasate los jóvenes bailan la Errementeri Dantza, en torno a la Hoguera y el fuego también es protagonista en Hernani o Tolosa. En Donosti, la Plaza de la Constitución acoge a mediodía del 23 de junio la llegada y la ‘plantación’ de un árbol que, al caer la noche, empieza a arder.
En realidad son varias las localidades en las que se planta un árbol en medio de la plaza. En lugares como Agurain (en plena llanada alavesa) una vez que se ha izado el árbol, es el turno de que los más valientes trepen sobre él. En Pasaia, sin embargo, una vez bendecido el tronco, éste arde posteriormente.
En cuanto a Bizkaia, Leioa, Sondika y Getxo celebran estas jornadas sus fiestas patronales.Pueblos marítimos y de interior en el que el fuego vuelve a cobrar protagonismo como instrumento para la purificación de las almas.
Pero si hay algún lugar en Euskal Herria característico en honor a San Juan, esa es la ermita de Gaztelugatxe. Los bermeotarras, tras disfrutar de las hogueras la noche anterior, parten en romería el 24 de junio, para celebrar allí la fiesta durante toda la jornada.
En la localidad navarra de Zugarramurdi sus vecinos celebraron la semana pasada el Sorginaren Eguna. Ataviados con trajes de la época, el llamado ‘pueblo de las brujas’ representa un akelarre y diversos actos festivos.
En Laguardia la tarde del 23 de junio arrancan las fiestas de San Juan y san Pedro. Lo hacen con el Baile del Cachimorro, un personaje ataviado con ropa vistosa que dirige al grupo de baile por la localidad.
El solsticio de Verano también está presente en las Capitales. Al margen del ya mencionado evento de la Plaza de la Constitución, son numerosas las hogueras que se encienden en los barrios donostiarras, e incluso sobre la arena de las playas de la Bella Easo. El fuego arderá este domingo también en hasta 16 barrios de Bilbao. En Gasteiz el fuego arde en Judimendi y Arriaga, mientras que en la comarca de Pamplona el popular Barrio de San Juan y localidades como Burlada también están de fiesta..
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